Ya no hay familias en la Fórmula 1. Al menos en el sentido romántico y nostálgico de aquellas familias propietarias de escuderías en el Gran Circo. De familias apasionadas por el deporte a los mandos de un equipo, presentes en la fábrica y en los circuitos, atentas a cada detalle del monoplaza. Hoy, Williams, el último clan que quedaba, ya no puede resistir.
Desde que hace unas semanas se conociera que los británicos vendían su formación a la inversora Dorilton Capital, muchos ya presagiaron el fin de una era. El de la familia Williams en F1. El desenlace a unos años económicamente complicados para los de Grove pero, irremediablemente, también el punto final a la gestión de los Williams dentro de su propia escuadra. Porque tras el Gran Premio de Italia de este fin de semana, Frank y Claire Williams abandonan el equipo.
Se marcha una familia pero se queda el apellido. Así lo ha confirmado Claire en un vídeo publicado en las redes sociales de la escudería: «El apellido Williams permanecerá«. Y con él nos quedará el legado de su nombre, el romanticismo de ver en pista «a los Williams» aunque la familia ya no esté ni en los circuitos, ni en la fábrica.
Williams, apellido histórico en la F1
La historia de Williams y la F1 ha durado 43 años y ha llevado a los británicos a ser la segunda escudería más laureada de la historia de la competición. Una relación, eso sí, a lo montaña rusa, con subidas consumadas en victorias y campeonatos del mundo, pero con drásticas bajadas hasta las últimas posiciones de la clasificación.
En cuatro décadas, Williams ha sumado 9 campeonatos del mundo de constructores, 7 mundiales de pilotos, 114 victorias, 126 Pole Position y 312 podios. Unas cifras (casi) de récord que les llevaron en los 80 y 90 a ser referencia y pioneros en diseño, innovación tecnológica y triunfos de sus monoplazas. Celebrados fueron, por ejemplo, el FW14B y el FW15 de 1992 y 1993 respectivamente gracias a la suspensión activa.
Ahora, se abre un nuevo capítulo para la escudería. Nuevos inversores, nueva cúpula directiva y una inyección económica que debería ayudarles a ser el reflejo de lo que antaño fueron.