Montjuïc no es solamente una de las montañas de Barcelona, junto a Collserola, sino que es el paraje por excelencia y de referencia de los aficionados al deporte de motor. Conocida como la montaña mágica por turistas y locales, Montjuïc recibe otro apelativo por parte de aquellos seguidores acérrimos al automovilismo: la montaña del motor.
Y es que este escenario, presidido majestuosamente por el Palacio Victoria Eugenia, ha sido marco y decorado de históricas pruebas nacionales e internacionales del motorsport con la Fórmula 1 y el Campeonato del Mundo de Motociclismo entre la década de los 50 y 70 como mayor recuerdo y relevancia de acontecimientos deportivos del más alto nivel en este místico y esotérico rincón barcelonés.
A pesar de que las gloriosas jornadas de las pruebas en la montaña del motor quedaron atrás hace décadas, el RallyRacc-Catalunya Costa Daurada hizo surgir de nuevo el espíritu no perdido y presente en los seguidores de las competiciones en este fascinante paraje ayer por la tarde. La Avenida Reina María Cristina, la Fuente Mágica, el Palacio Victoria Eugenia y la Plaza de las Cascadas, entre otros, se vistieron de gala para celebrar las bodas de oro de la prueba del Campeonato del Mundo de Rallies en España y acoger el espectacular inicio de la 50ª edición del Rally Catalunya, penúltima cita del World Rally Championship (WRC).
El diseño del trazado urbano y primera súper especial del fin de semana no pudo tener mejor telón de fondo con los bailes del agua en la Fuente Mágica, el imponente y de estilo clasicista y renacentista Palacio Victoria Eugenia, y las torres venecianas de Plaza España como inicio y final del tramo de 3,2 kilómetros en Montjuïc. Punto turístico por antonomosia de la capital catalana, visitantes y locales pero todos aficionados llenaron cada rincón del recorrido para disfrutar del emocionante arranque de la prueba y ser testigos del regreso a Montjuïc del olor a gasolina y goma quemada.
El primer tramo del Rally Catalunya tuvo una magnífica acogida con cerca de 20.000 asistentes, según fuentes de la organización, que se deleietaron y vibraron con las pasadas de los 65 turismos participantes, sus derrapes, acercamientos y salidas de curva, y ‘donuts’ frente a la cascada que baja del Palacio Victoria Eugenia. Aunque el tramo empezó a las 18:08 con Ken Block al frente de la comitiva, la diversión empezó horas antes, a eso de las cuatro de la tarde, con la firma de autógrafos de pilotos y exposición de cohes de rally históricos. Estas actividades eran preludio de la acción y gozo que se disfrutaría a partir de las seis en la zona ferial de Barcelona, y por ello pronto los mejores sitios para ver de cerca a los turismos se llenaron de gente. Asistentes que, en opinión de la que suscribe, mostraron una actitud correcta, cívica, sin altercados y con el único propósito de exprimir al máximo su presencia en Montjuïc y contemplar a los héroes actuales del Mundial de Rallies en acción. Un comportamiento ejemplar.
Banderas de países y de las marcas que compiten en el WRC llenaron de color las zonas aledañas al recorrido, creando un ambiente amistoso y de unidad para el espectáculo que se presentaba ante 40.000 ojos bien abiertos y sin parpadeos con la intención de no perderse esos segundos en los que los pilotos y copilotos competían delante de ellos.
Gente apoyada en las verjas que colindaban con el trazado urbano, público sentado en la grandiosa escalinata con acceso a la Fuente Mágica y Palacio de Victoria Eugenia, personas en lo alto de los muros para ver las pasadas desde las alturas, aficionados en el puente que conecta el paseo de la zona ferial con la plaza Carles Büigas de pie y de cuclillas para alcanzar una mayor pista panorámica pero haciendo caso omiso a los carteles que prohibían detenerse en tal lugar, sitio frecuente de paso. Pero con la emoción y ahínco por situarse en el mejor enclave, ¿quién creía que esas dos pasarelas iban a permanecer vacías dada su estratégica posición para abarcar mayor campo visual? Y para que los recuerdos fueran duraderos, cámaras y móviles en mano para rememorar en el futuro el día en que el Campeonato Mundial de Rallies arrancó en Barcelona y poder decir «yo estuve ahí, si quieres te enseño mis fotos«.
Las ovaciones emergieron como un canto al unísono con la salida de Ken Block -primer participante- ¡y cómo arrancó! En la primera curva, el estadounidense culeó, golpeó con las protecciones, las sacó de su sitio y enfervorizó a los aficionados que aplaudieron y vitorearon su nombre por su maniobra que dio más espectáculo al inicio de la súper especial. Las voces y los ánimos no fueron más que ir en aumento, especialmente con la salida de Robert Kubica, Dani Sordo y Sébastien Ogier. Grupos de polacos estuvieron en Montjuïc para apoyar a su compatriota al volante del Ford Fiesta en su temporada completa en el WRC y después de proclamarse campeón del WRC2 en 2013.
Sin lugar a dudas, el entusiasmo del público creció con el turno de Dani Sordo y su copiloto Marc Martí. Héroe local, el de Hyundai se llevó una buena y sonora ronda de aplausos y ovaciones de más de cuatro minutos, durante su tanda y después de completarla. Muy vitoreado también por los aficionados, Sébastien Ogier deleitó con su participación y el público recompensó al francés con su apoyo en la súper especial y a sabiendas de que el piloto de Volkswagen tiene muchas opciones para ser campeón este fin de semana. Pero el primer scratch no se lo llevó él sino su joven compañero en la marca alemana Andreas Mikkelsen, piloto noruego que, entre otros logros, venció en el Intercontinental Rally Challenge (IRC) en 2011.
Tras la súper especial en Barcelona, el Campeonato del Mundo de Rallies continúa este fin de semana en tierras tarraconenses con sede en Salou y parque de asistencia en Port Aventura. Los tramos del viernes son predominantemente sobre tierra con Gandesa, Pesells y Terra Alta con dos pasadas por cada una. La acción de sábado y domingo se disputará ya en asfalto: el sábado pasarán por Tivissa, Escaladei, Colldejou y Salou, para finalizar el domingo con La Mussara y Riudecanyes, ambos tramos con dos pasadas.
De vuelta a la jornada vespertina de ayer en Montjuïc, organizadores, competición y aficionados demostraron que la montaña del motor sigue siendo un paraje único, singular y fascinante para celebrar pruebas automovilísticas con la esencia mágica de años pasados pero también con sueños por cumplir en el futuro. El sueño de que éste sea de nuevo escenario de más eventos de motorsport.