El vox populi de Jorge Lorenzo y Ducati ya ha dejado de serlo. Ahora ya es realidad. Y es que el tricampeón de MotoGP competirá las dos próximas temporadas con la mítica escudería italiana y con un claro objetivo: volver a ganar.

Dejar la formación japonesa y cambiar a la de Borgo Panigale supone un cambio trascendental en la trayectoria del mallorquín. Desde su llegada a la categoría reina del motociclismo en 2008, Lorenzo sólo ha pilotado una moto: la Yamaha. Y esto cambiará a partir del 2017, momento en el que se pondrá al manillar de la Desmosedici.

Los números de Lorenzo en la estructura japonesa son de infarto: tres títulos mundiales, 44 victorias y 99 podios. Todo en nueve temporadas. Y aún le quedan 15 Grandes Premios de unión con los de Iwata. Quince nuevas oportunidades para incrementar su palmarés antes de bajarse de la Yamaha y subirse a la Ducati.

La formación de Linn Jarvis quería seguir contando con su piloto. Le ofrecía estabilidad, máquina competitiva, condiciones económicas más que razonables… En fin, la mejor oferta de renovación que el 99 había tenido hasta día de hoy, según sus propias palabras. Pero la comodidad no está hecha para él. Lo que quiere es enfrentarse a nuevos retos, empezar de cero si fuera necesario, plantearse nuevos objetivos y alcanzarlos con otro equipo. Otra estructura. Otra filosofía. Lorenzo busca ponerle pasión a su vida deportiva. Busca ganar. ¿Quién no actuaría igual?

Más allá de salir de su zona de confort y sumar nuevos triunfos enfundado de rojo, el tricampeón asesta un golpe de efecto a su actual escudería, la misma que ha dejado de valorar a su pareja de pilotos por igual. Desde el fin de campaña de 2015, Yamaha se ha posicionado en favor de Valentino Rossi y tal situación pesa en el ambiente del box. Por ello, se marcha a Ducati en busca del ‘cariño y respaldo’ que ha perdido entre miembros de la escuadra nipona.

El reto se le plantea emocionante a Lorenzo. ¿Llegará a Ducati y luchará por el Mundial? ¿Será tan competitiva la Desmosedici como lo ha parecido en estas tres primeras pruebas del año? Y, el apunte más morboso, ¿ganará el campeonato con los italianos, logro que no consiguió Rossi en su paso por los de Borgo Panigale? La suerte está echada pero el 99 lo tiene claro y cree en él y su futuro equipo. Sólo queda esperar y comprobarlo.

 

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