El debut de Jorge Lorenzo no ha sido el esperado. Para nada. Ahí estamos totalmente de acuerdo. Piloto y moto parecen no acabar de entenderse y esto les afecta en su relación en la pista, cuando la sintonía entre hombre y máquina ha de ser una sola. En Qatar, primer Gran Premio de la temporada 2017 de MotoGP, el mallorquín no estuvo a la altura de las circunstancias, esa grandeza dada por ser tricampeón del mundo de la máxima cilindrada. Si bien es cierto que la lluvia marcó parte del guión del devenir del fin de semana y de la carrera del domingo, Lorenzo no estuvo cómodo y sólo pudo ser 11º. Un resultado muy inferior a sus capacidades y que contrasta con la segunda posición de su compañero Andrea Dovizioso. Pero el italiano, y a favor de Lorenzo, ya conoce la Desmosedici: sabe sus características y cómo manejarla. Y, sobre todo, lleva la filosofía italiana de la escudería en sus venas.
Para Lorenzo, el proceso de aprendizaje será algo largo, aunque se espera que no demasiado y pronto esté arriba peleando por posiciones de podio. Los nueve años en Yamaha se notan y esto hace que su adaptación a la Ducati sea lenta pero cauta. ¡Cómo cuesta dejar las ‘manías’ y habilidades llevadas a cabo con los japoneses y ahora pensar con mente italiana! Para entenderlo, un ejemplo práctico que incluso Dovizioso, su compañero, ha comentado: las curvas se toman de forma diferente. Si la Yamaha M1 potenciaba el paso por curva y se adaptaba al pilotaje de Lorenzo a la perfección, la Desmosedici no gira de forma tan natural y exige provocar una inclinación más ‘exagerada’, en busca del vértice del viraje.
¿Cómo se consigue esta adaptación? Con confianza y horas de entrenamiento. Confianza para ir directo al paso de curva, saber dónde entrar y hasta dónde utilizar el ápice del neumático. Y horas de rodaje para ponerlo en práctica, para relacionarse con su máquina y convertirse en uno. Para lograrlo, a Lorenzo le vendrá muy bien el test privado que los italianoz organizan esta semana en el Circuito de Jerez.
Más allá de la adaptación, el rendimiento del balear en Qatar estuvo marcado por las condiciones climatológicas y de la pista durante la carrera. La alta humedad, el reflejo de la agua acumulada en el trazado, las gotas deslizándose por la visera y empezar desde atrás no fueron las circunstancias idóneas para el debut en una moto con la que todavía no se siente a gusto…
Lorenzo es consciente de que el estreno con Ducati no ha sido el esperado. Pese a ello, su proyecto con los de Borgo Panigale acaba de empezar y se esperan grandes cosas de esta combinación. Que hablen los próximos Grandes Premios.